Y así fue nuestra experiencia en Miami
Cuando llegamos, yo no dejaba de mirar por la ventana como perrito en paseo porque era mi primera vez en los United States, y por supuesto quedé PLoP. ¡Waooo! Tantas cosas lindas, tanta tecnología, tantas luces, tanto brillo, tantas marcas, tanta comida, tanto, tanto, tantoooooo que me entró un sentimiento de angustia y tristeza al ver cuánto daño le estamos haciendo al mundo. Montañas y montañas de ropa, zapatos, accesorios y comida que en realidad no necesitamos, de una calidad que nos obliga a comprar nuevamente en un par de semanas y con historias de terror detrás de ellas: esclavitud infantil, desperdicio, químicos que atentan contra los animales y, sobretodo, cero control de residuo ambiental. Me embargó la tristeza por el daño que nos estamos haciendo y en el cual yo misma también caigo. Pero a la vez, me dio una alegría enorme ver que marcas de moda lenta y de autor como la nuestra ya están teniendo un espacio en estas grandes ciudades. Aunque los consumidores masivos no estaban haciendo fila para comprar, cada vez más personas hermosas como ustedes aprecian este trabajo y filosofía de vida y de marca que hay detrás. Cada vez nos logramos posicionar más y mantener en esta selva de consumismo, donde los que pensamos somos los raros, pero también donde los que soñamos con un mundo mejor cada vez somos más y algún día podremos estar en un lugar tan bello como este.