Chao Quilla
Siempre dará pesar despedirse de una hermosa ciudad como Barranquilla, donde nació mi madre, donde migró mi abuelo, de donde heredé estas grandes caderas bailadoras y la firmeza de las mujeres costeñas, donde cada 2 de enero llegábamos a pasar nuestras vacaciones, donde aprendí a amar el mote de queso, la carne en posta y el inolvidable plátano sancochado de la abuela Chela. Cómo no adorar esta ciudad donde todo es cerquitiica, donde aún se hace visita en mecedora, donde puedes ver a los tuyos más allá de una vez al mes como pasa en la capital, donde puedes salir a patinar viendo el amanecer al borde del río Magdalena antes de salir a trabajar, donde todos te reciben con una sonrisa y todo es chiste y mamadera de gallo, donde la brisa te refresca el alma en un día complicado, donde el mar te queda a 15 minutos cada vez que te sientas ahogado en la ciudad, donde aún puedes respirar y ser dueño de tu tiempo y de tu vida, donde lo que más importa no es el trabajo sino la familia y donde todos te dicen : Cógela suave…